Apenas empieza el periodo presidencial de Felipe Calderón, y ya está marcado por lo que parece van a ser las líneas principales de su gestión…
Apenas empieza el periodo presidencial de Felipe Calderón, y ya está marcado por lo que parece van a ser las líneas principales de su gestión: Militarización; falta de respeto a las leyes y a las garantías constitucionales; protección a la especulación y a los monopolios; entreguismo al poder norteamericano; enfrentamiento con los países líderes regionales sudamericanos; instalación del oscurantismo en áreas claves de salud; nombramiento de un reconocido represor, torturador en la Secretaría de Gobernación; copia demagógica y mala de partes del programa de López Obrador, a quien por esa visión, Calderón y sus aliados acusaban de peligro populista.
¿Qué hay en energía? Parte del viraje populista del nuevo régimen consiste en la promesa de subsidiar a los consumidores de electricidad más pobres, aunque todavía no queda claro, de dónde saldrán los fondos para esa acción. Hasta la fecha, el Servicio Público de Electricidad (SPE) mexicano, sostenido por la Comisión Federal de Electricidad y por Luz y Fuerza del Centro, ha sido autosuficiente y, se dice en el gobierno federal que las tarifas más bajas, que son la doméstica, llamada Tarifa 1 y la agrícola, reciben subsidio; si esto sucediera, o sea, que el costo del servicio fuese inferior a lo pagado por los consumidores de estas dos tarifas, estaríamos frente a un fenómeno de subsidio cruzado, o sea, otros consumidores pagan más de lo que debieran, para que el SPE, pueda absorber esas pérdidas. No hay evidencias en la contabilidad de estas empresas, ni en el Presupuesto de Egresos de la Federación, de que existan partidas de éste, destinadas a tales subsidios. De esta forma, lo más probable es que los consumidores que actualmente aportan los fondos para este subsidio cruzado, sean los que paguen la decisión,populista, de Calderón.
Otra implicación energética. El asunto del acaparamiento del maíz y su aumento de precio, que ha resultado en que uno de los alimentos básicos mexicanos, se haya convertido en consumo de lujo, la tortilla, también tiene una implicación importante en el campo de la energía. Resulta que este grano se ha convertido en insumo industrial, tanto en forma de materia prima para otros alimentos, como son la producción de mieles, almidones, aceites, y otros productos industriales, todavía del campo alimenticio humano, como en forrajes para la producción de cárnicos, también en la rama de los alimentos, pero ya sacados, ambos rubros, del mercado de alimentación popular básica y, por último, el maíz se está convirtiendo en insumo industrial para la producción de bio combustibles, específicamente etanol.
Una cuestión de planeación, pero también de ética. El procesamiento industrial de millones de toneladas de maíz para la producción de artículos diversos a la tortilla, ya es por sí solo un tema, tanto de política agraria, como económica, ambos renglones de una planeación económica nacional, que el gobierno federal debe desarrollar por mandato constitucional y que este régimen, al igual que los dos o tres anteriores, han venido abandonando. Pero además de las implicaciones más obvias de orden económico, hay otras de tipo estrictamente ético: ¿Cómo desviar productos de la alimentación básica de los mexicanos, de sus mesas a las líneas de producción industrial?
¿Etanol de maíz para mover automóviles? El etanol, o alcohol común, se ha venido usando como sustituto y como aditivo de la gasolina que se usa masivamente en el mundo para los automóviles, o sea, para el transporte principalmente individual. En Brasil se ha desarrollado una importante industria de producción de etanol a partir de caña de azúcar, misma que ha venido creciendo, y compitiendo con la producción de gasolina ordinaria. Mientras tanto en los Estados Unidos de Norteamérica, se ha hecho crecer la producción de etanol a partir de maíz. Aquí en México, hay ya un proyecto, muy avanzado, de alguna trasnacional que planea producir etanol, a partir de maíz en el Estado de Sinaloa, otro en etapas preliminares para hacerlo en el Valle de Mexicali y otro más, también en ciernes, para el estado de Jalisco.
Dejar hacer, dejar pasar. El nuevo gobierno federal ha reiterado en este asunto del maíz, que ahora sabemos que se relaciona con la energía del alcohol, una línea heredada del sexenio anterior: ¿Y por qué yo? Esto es lo que ha venido diciendo el Secretario de Economía del nuevo régimen, aduciendo que el precio del maíz, es un problema de mercado y no un tema de la planeación económica y del bienestar de los mexicanos que él tendría que asumir.
Así las cosas, habrá que estar muy atentos de otros temas energéticos de la agenda corriente del gobierno federal, por ejemplo: La cogeneración en PEMEX, donde va a ser importante si el diferencial económico va a parar al estado de resultados de la paraestatal o de los inversionistas; también es necesario estar atentos de los proyectos de producción de crudo, en los que existe el riesgo de que PEMEX, en lugar de contratar compañías, las haga sus aliados estratégicos, que ese es el precio que dicen que debemos pagar por carecer de tecnología; otro tema de la vigilancia ciudadana deberá ser el de los capitales nacionales, que quisieran montarse en el nacionalismo y defender a PEMEX, con tal de ser ellos sus contratistas; por último, pero no por ello menos importante, está el programa de expansión del sector eléctrico y la afición desmedida por el gas importado, que se dio en el régimen de Fox y que podría continuar con Calderón, ello acompañado del cierre anticipado e injustificado de plantas existentes, útiles aún y, por supuesto valiosas para el país.