La secretaria de energía del gabinete del gobierno federal, Georgina Kessel, acompañada del director general de PEMEX, presentaron ayer domingo 29 de marzo, lo que ellos llamaron el diagnóstico sobre PEMEX, que por otra parte, confirma que múltiples versiones de su visión, que ya estaban en circulación, algunas con firmas de académicos, otras sin firmas, algunas otras, tímidamente reconocidas por el gobierno federal, otras como el video, huérfano por algunos días, más que documentos de discusión, y en efecto de diagnóstico, son sus propuestas de privatización.
Lo presentado ayer por Kessel y Reyes Heroles, es más de lo mismo, que plantea un escenario de catástrofe y de alarma, a un proceso de deterioro intencional de nuestra petrolera, iniciado desde los últimos sexenios del PRI en el poder, y continuado con todo ahínco durante la gestión de los presidentes provenientes del PAN: Fox del 2000 al 2006 y Calderón en poco más de un año de gestión.
La caída en la producción de crudo, el abatimiento a menos de 10 años de las reservas, al ritmo de producción actual, el estancamiento de la capacidad de refinación, el deterioro de las refinerías existentes, todo ello es cierto; todo tiene causas y todo tiene responsables.
El gobierno de Calderón, junto con sus aliados de algunos medios de comunicación y, junto con los voceros de las empresas interesadas en intervenir en PEMEX, presentan el deterioro como motivo suficiente para proceder a la apertura; nosotros pensamos que, en todo caso, será necesario abrir un proceso de rendición de cuentas en contra de los responsables del descalabro.
De lo que carece, en absoluto, el diagnóstico-propuesta, es de una visión de política energética nacional, que entre otras cosas, defina el consumo nacional de energía, actual y futuro, ya que ese dato y no otros, es el que debe usarse para definir la plataforma de extracción de crudo, lo que a su vez, nos debe llevar a definir el volumen de exportación. En este mundo al revés, Calderón se mueve, como lo hizo Fox, en reversa: primero se define la cantidad de petróleo a exportar, después todo lo demás.
Tampoco se ve, ni con la exposición de ayer, ni con los otros documentos, algunos anónimos, otros firmados, como decíamos, ni en la campaña de medios, una visión nacionalista que permita restituir en todo su valor, la empresa petrolera nacional; hay, eso sí, una campaña de descrédito de lo nacional, trabajadores y técnicos petroleros por delante, un intento de largo plazo, para justificar la entrega del petróleo a empresas privadas, extranjeras casi todas, sin por lo menos estimar el rendimiento económico del modelo que imaginan.
Lo que hicieron Kessel y Reyes Heroles ayer, no abona en el camino del entendimiento nacional; no propone políticas energéticas; no hay visión de nación; no hay materia de discusión; nada sobre que reflexionar; nada con qué disentir; nada sobre que proponer y enriquecer algo común.
¡Qué lamentable!