Por: Víctor Rodríguez Padilla
En su discurso de campaña por la presidencia de la república Andrés Manuel López Obrador (AMLO) propone la construcción de cinco refinerías para dejar de importar gasolina y exportar petrolíferos en lugar de petróleo crudo. ¿Tiene lógica esa propuesta más allá del posicionamiento electoral? La idea de fondo es la autosuficiencia y la industrialización de los hidrocarburos. Producir en casa lo que se necesita, darle valor agregado a las exportaciones, impulsar la industrialización, fortalecer a Pemex y de paso crear empleos, son aspiraciones legítimas, loables, aplaudibles que gozan de un amplio consenso. Muchos lo vienen diciendo desde los años del boom petrolero.
El objetivo es bueno, lo que falla es la estrategia. Lo cuestionable de la propuesta es condicionar el logro de esos objetivos a la construcción de cinco refinerías, con el agravante de no aclararle a la sociedad las desventajas de tal proyecto. Ciertamente se necesita construir capacidad de refinación pero no tantas refinerías. Veamos por qué.
Primero. Técnicamente es imposible construir cinco refinerías en un sexenio. En China lo hacen porque las condiciones son distintas. Recordemos que en el mejor de los casos el diseño, la construcción y la puesta en marcha de una refinería moderna toma seis años. Y Pemex no tiene ni los recursos financieros ni la capacidad para administrar la construcción de cinco refinerías simultáneamente. Reconocidos especialistas han señalado que no es posible iniciar y terminar una refinería en los tiempos que plantea AMLO, pues se trata de instalaciones industriales complejas que se hacen a la medida.
Segundo. La plataforma de producción de petróleo crudo no justifica la construcción de cinco refinerías. Si el objetivo es refinar toda la producción y remplazar la exportación de petróleo crudo por la venta de productos refinados sólo se necesita concluir las obras en curso y construir un complejo adicional. Las seis refinerías del sistema nacional de refinación operadas a plena capacidad, la despuntadora de Cangrejera, la refinería de Deer Park, la ampliación de Minatitlán, la nueva refinería de Tula y la reconfiguración de Salamanca, totalizarán 2.31 millones de barriles por día. Si a esa capacidad se agrega una refinería de 200 mil barriles diarios se podrían procesar los 2.5 millones de barriles que Pemex produce actualmente.
Tercero. El esquema tecnológico propuesto por AMLO —refinerías de baja complejidad para economizar inversión inicial— resulta obsoleto para responder a la dinámica del consumo de gasolina. Si el objetivo primordial es eliminar completamente la importación y satisfacer con producto nacional la totalidad de la demanda de ese producto (1.262 millones de barriles por día en 2025 según la estimación de la Secretaría de Energía), se necesitaría adquirir capacidad de refinación adicional por un millón de barriles diarios. En ese caso si tienen cabida las cinco refinerías siempre y cuando sean de conversión profunda y no simples despuntadoras de crudo. Y no necesariamente tienen que ser cinco, bastaría con dos o tres para aprovechar economías de escala.
Cuarto. La voluntad política de producir toda la gasolina que demande la economía nacional tiene varios inconvenientes: relega a un segundo plano el óptimo económico; obliga a Pemex a incrementar la extracción de petróleo crudo (alrededor de 800 mil barriles por arriba del nivel actual); acelera el agotamiento de un recurso natural no renovable, priva a las futuras generaciones de un recurso estratégico y es contraria a la lucha contra el cambio climático y el calentamiento global. Adicionalmente, esa política de autarquía alienta la idea de seguir manteniendo al petróleo como soporte principal de las finanzas públicas e inhibe una reforma fiscal que eleve la recaudación no petrolera. La producción de petróleo crudo que subyace en la propuesta de AMLO coincide con los planes de Felipe Calderón de volver a producir 3.4 millones de barriles por día, máximo nivel histórico alcanzado en 2004 que la Estrategia Nacional de Energía retoma como meta para 2025 y que el Congreso no quiere aprobar por insustentable.
Quinto. No hay suficientes reservas probadas para mantener funcionando todo ese parque de refinación con petróleo extraído en el país; a mediano plazo habría que recurrir a importaciones de petróleo crudo, lo cual pone en entredicho el objetivo de autosuficiencia. Es muy distinto buscar eliminar las importaciones de gasolina que buscar refinar toda la producción. Pero el dato duro es que las reservas no alcanzan en ninguno de los dos casos. Al ritmo de producción actual las reservas probadas de petróleo crudo alcanzan para 11 años, pero extrayendo 800 mil barriles adicionales se acabarán en 9 años. Eso significa que el insumo nacional que alimentaría a las nuevas refinerías a lo largo de su vida económica (30 años) no está garantizado hoy, tal vez mañana pero no hay certeza. Para producir toda la gasolina con petróleo mexicano habría que multiplicar las inversiones en exploración y descubrir pronto grandes yacimientos de petróleo, lo cual no es imposible pero sí improbable habiendo concluido la época del petróleo barato y abundante; lo que sigue son yacimientos medianos y pequeños cuya explotación demandarán un gran esfuerzo técnico, financiero, organizativo y regulatorio.
Sexto. Producir toda la gasolina consumida en el país y vender los productos excedentes en el mercado internacional no necesariamente crearía más valor para Pemex, para el gobierno federal y el país, sería de hecho una operación arriesgada y de dudosa rentabilidad. La refinación es un negocio de márgenes e importantes economías de escala. Para asegurar la rentabilidad hay que reducir costos, lo cual se logra operando de manera eficiente y escalando el tamaño de las plantas. En un clima de incertidumbre y elevada volatilidad las refinerías han tendido al gigantismo. Hoy las pequeñas y medianas instalaciones en América del Norte y Europa están cerrando incapaces de competir contra las monstruosas instalaciones que se han construido y se siguen construyendo en Medio Oriente y Asía. Con cinco pequeñas refinerías Pemex no tiene ningún chance de competir exitosamente en ese mercado y menos, de persistir el pésimo desempeño operativo; márgenes de refinación negativos serían una constante.
Séptimo. El destinar cuantiosos recursos públicos a proyectos de refinación tendría por efecto descuidar o inhibir otros proyectos del Estado, algunos de mayor urgencia y rentabilidad social como el combate a la pobreza y la marginación, el cuidado de la salud, la procuración de justicia y el mejoramiento de la seguridad pública. La autosuficiencia en refinados es importante pero no es urgente. La autarquía a ultranza, cueste lo que cueste, es un objetivo puramente político. La sobre inversión sería muy costosa. El objetivo de refinar toda producción actual requiere en números gruesos 6 mil millones de dólares adicionales a los que ya se están invirtiendo, pero el objetivo de autosuficiencia en gasolina absorbería no menos de 30 mil millones de dólares sin contar las inversiones que se tenga que hacer en exploración y producción. Es fácil gritar a los cuatro vientos que se construirán cinco refinerías para acabar con la importación de gasolina, pero la voz se adelgaza hasta la extinción cuando se añade que el precio de la gasolina tendrá que aumentar para pagar las nuevas instalaciones.
Noveno. Hay problemas graves y urgentes en Pemex Refinación que requieren inversiones notoriamente más pequeñas, por ejemplo, resolver la congestión en los sistemas de transporte, almacenamiento y distribución; deshacerse del exceso de combustóleo; remplazar los ductos vetustos que son la mayoría y dar mantenimiento puntual, completo y adecuado a toda la infraestructura.
En suma, no hay soluciones milagro. No es conveniente concentrar atención y recursos en la solución de un problema olvidándose de todos los demás. Y menos cuando se trata de un elefante blanco, un tigre de papel, que conmueve a los electores pero no ayuda a resolver los verdaderos problemas de Pemex y la industria petrolera aguas abajo.
Para AMLO la autarquía es un elemento imprescindible de la soberanía energética. No compartimos ese punto de vista porque podría exigir un costo social demasiado elevado, como en el caso que nos ocupa. La autosuficiencia por la autosuficiencia misma no tiene sentido. La energía es un medio no un fin en sí mismo. Lo que se debe garantizar es un flujo continuo, suficiente y de alta calidad al menor costo posible, social y ambientalmente, salvaguardando la soberanía y el interés nacional. La seguridad energética no excluye la importación y menos cuando es marginal, económica y sin grandes riesgos. Construir cinco refinerías no nos acerca al óptimo social. Un coctel de medidas tanto del lado de oferta como de la demanda para reducir las importaciones de gasolina sin llegar a eliminarlas sería más prudente. En esa dirección conviene implementar sin tardanza vigorosos programas de eficiencia y uso racional de ese producto; promover el transporte alternativo al automóvil; alentar el consumo de otros combustibles (gas natural, diesel, etanol, electricidad e híbridos); y utilizar la capacidad nominal de refinación al cien por ciento.
Finalmente, la seguridad energética no es incompatible con adquirir capacidad de refinación en el extranjero, por ejemplo una refinería en Texas o Louisiana. Esa operación tendría varias ventajas: bajo costo de inversión (entre 400 y 600 millones de dólares), alta eficiencia operativa; sustitución de importaciones por producto elaborado por Pemex, así como disminución del riesgos comercial en la cadena de suministro, ya que la volatilidad es menor en el mercado de crudo que en el de refinados. Lo importante es analizar todas las opciones razonables y poner en marcha una solución socialmente óptima.
REQUERIMIENTOS DE CAPACIDAD DE REFINACIÓN EN EL PERIODO 2010-2025
SEGÚN EL OBJETIVO DE LA POLÍTICA ENERGÉTICA (miles de barriles diarios) |
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Procesamiento del 100% de la producción | Eliminación del 100% de las importaciones de gasolina | |
Capacidad de refinación en 2010 | ||
Sistema Nacional de Refinación 1/ | 1,540 | 1,540 |
Despuntadora Cangrejera | 200 | 200 |
Deer Park 2/ | 170 | 170 |
En construcción | ||
Reconfiguración de Minatitlán | 150 | 150 |
Tula II (aprovechamiento de residuales) | 250 | 250 |
Trenes adicionales | ||
Refinerías (de 200 mil barriles) 2/ | 1 | 5 |
Capacidad incremental | 200 | 1,010 |
Capacidad de refinación en 2025 | 2,510 | 3,310 |
Balance de gasolina en 2025 | ||
Producción 3/ | 1,004 | 1,324 |
Demanda 4/ | 1,262 | 1,262 |
Importaciones 5/ | 258 | -62 |
Peso de las importaciones en el consumo | 20% | -5% |
Requerimientos | ||
Inversión (millones de dólares) 6/ | 6,000 | 30,000 |
Producción de crudo en 2025 (mmbd) 7/ | 2.5 | 3.3 |
Producción incremental de crudo con respecto a 2011 | 0 | 800 |
Notas.-
1. Capacidad de destilación atmosférica (en miles de barriles diarios): Cadereyta (275), Madero (190), Minatitlán (185), Salamanca (245), Salina Cruz (315). 2. Pemex es dueño de la mitad de la refinería de Deer Park (340 mil barriles diarios). Las cinco refinerías corresponden a la propuesta de Andrés Manuel López Obrador. 3. Presupone la utilización del 100% de la capacidad de refinación y un rendimiento de gasolina de 40% 4. Corresponde a una tasa de crecimiento de 2.6% en promedio anual en el periodo 2010-2025 según el escenario base de Sener. 5. Importación = demanda – producción. 6. Supone refinerías de conversión profunda con un costos de 3 mil millones de dólares por cada 100 mil barriles. 7. En millones de barriles diarios. Fuente.- Elaboración con cifras de Sener, “Prospectiva del mercado de petrolíferos 2011”, para la capacidad instalada y en construcción en 2010, y para el rendimiento y la demanda de gasolina en 2025. |
Publicado en Energía hoy, Diciembre 2011