La Última Batalla
Víctor Rodríguez Padilla
Observatorio Ciudadano de la Energía A.C.
La iniciativa de reforma constitucional del Partido Acción Nacional y la del presidente Enrique Peña Nieto no hacen sino confirmar la enorme fuerza de las corrientes conservadoras para completar la privatización y desnacionalización del petróleo y la electricidad, proceso iniciado hace más de dos décadas. Es obvio que la propuesta de nuevo modelo organizativo y regulatorio basado en las teorías modernas del mercado nada tiene que ver con la vida y obras del General Lázaro Cárdenas y la historia de hace setenta años, sin embargo es un producto que se vende bien en una sociedad con bajo nivel cultural, presa fácil de la propaganda. Es la apuesta mercadológica para reducir la condena social por el daño que se le hace a la nación. Las opiniones más conservadoras en México y en el extranjero, le reclaman al gobierno federal haberse quedado corto al no aceptar ni la bursatilización de Pemex, ni las concesiones propuestas por el PAN o, alternativamente, el modelo que priva en los Estados Unidos donde el dueño del suelo es también propietario del subsuelo, escenario extremo del individualismo económico que Porfirio Díaz incorporó en la legislación mexicana en las postrimerías del siglo XIX y el movimiento revolucionario echó abajo en 1917. Con una larga experiencia, el PRI sabe que es más fácil privatizar arropado en la bandera del nacionalismo, la simulación, las redacciones engañosas, las cuentas alegres, las falsas promesas y la compra de votos, que ganar honestamente el debate de la ideas.
El tema medular de la reforma energética es indiscutiblemente la privatización de la renta petrolera aunada a la desregulación y liberalización de las cadenas productivas. No menos importante es el tema de la electricidad, que trataremos en la próxima entrega.
Para ver el documento completo: LA ÚLTIMA BATALLA (Primera parte)
*Fotografía obtenida de la página de MVS noticias