El golpe que el gobierno de Calderón ha dado al SME, el sábado 10 de octubre a las 11 de la noche, va mucho más allá que una medida disciplinaria o administrativa: es de hecho, un golpe a la nación. No caigamos en la trampa de las campañas mediáticas, ni en la de los considerandos del Decreto de Extinción, en efecto, la compañía Luz y Fuerza del Centro, ha sido de las peores empresas estatales, y en efecto, el SME ha sido corresponsable de esta situación, pero más allá de lo que campaña y decreto sostienen, están los siguientes hechos:
1. La mala situación de Luz y Fuerza es y ha sido la responsabilidad de funcionarios del gobierno federal, este, el de Fox, el de Zedillo y el de Salinas. Cada uno de estos presidentes, sus secretarios de energía, y los directores de LFC, son culpables de su deterioro, del mal servicio y de la pésima situación económica de la empresa.
2. La contabilidad que se esgrime como argumento para justificar la extinción, ha estado arreglada, artificialmente, ya que toma un precio de venta de la electricidad, como si LFC fuese un consumidor de tarifa HTL, no como parte del sistema de empresas estatales, esta y CFE, encargadas, por ley, del Servicio Público de Electricidad. El precio promedio de la electricidad en estos meses, en tarifa HTL, ha sido del orden de 1 peso por kWh; la sola reventa a clientes de tarifa HTL, ya implica pérdida; las otras tarifas horarias, HS, HM y hasta la OM, tienen casi el mismo nivel que la HTL, así que ahí también se pierde. Por último la Tarifa 1, para uso doméstico, tiene en este mes, un valor de 68 centavos por kWh, LFC la vende con pérdida de 32 centavos por kWh. De hecho, la Tarifa HTL tiene un precio de 1.26 pesos por kWh en el horario de punta, que es el que registra la mayor demanda de usuarios domésticos. LFC sólo tiene margen en las tarifas llamadas comerciales y para servicios públicos. O sea, que la pretensión del gobierno federal, es, o era: generar barato en CFE, vender caro a LFC, que no puede vender con margen, y la diferencia convertirla en numerito del balance para inventar una quiebra. ¡Genial!
3. La obsolescencia de las redes, y en general del equipo de LFC, ha sido responsabilidad del gobierno federal, quien siempre ha fijado, en el presupuesto de egresos de la federación, el presupuesto, o falta de él para la empresa. Otro jueguito perverso: “te quito presupuesto y te acuso del deterioro”. Esta gracia no es de ahora, viene de varios sexenios atrás.
4. Las pérdidas, que se dice que son del orden de 33%, y que apenas en estas horas, el gobierno federal cuantifica en 25,000 millones de pesos al año, son para empezar, responsabilidad de los funcionarios, más aún, cuando vemos que nunca hubo un plan para reducirlas. Ya el SME había acusado al actual director, de negarse a proponer un plan de reducción de pérdidas desde que asumió su cargo hace tres años. Esos 25,000 millones de pesos, suponiendo que estén bien contabilizados, provienen de energía ya producida, pero no cobrada, así que aún con el truco de la venta a precio de consumidor, a alguien habría que hacerle cargos.
5. Este embate empezó en la secretaría del trabajo, donde el secretario Lozano, se negó a entregar una toma de nota, aduciendo problemas de democracia interna del SME. No le tocaba hacerlo, pero tampoco es creíble que se fuera contra el único sindicato que no es parcial al PAN, ni al PRI. Sabemos que los grandes sindicatos eran en el “sector obrero”, uno de los pilares del PRI, hasta el año 2000. Sabemos ahora, que el sindicato de maestros y el de petroleros, por mencionar solo a los gigantes, son fieles soportes del panismo en el poder, corruptos, con atribuciones sin límite e impunes ante el caudal de tropelías y atracos a los bienes del estado, que a diario cometen. En suma, que no se trata de un esfuerzo enderezador, sino de una embestida contra enemigos políticos y contra obstáculos a sus negocios.
6. El SME ha sido, desde la intentona privatizadora del servicio público de electricidad de Zedillo, uno de los principales opositores; se trata pues, de eliminar un obstáculo en los planes de entregar a la empresa privada un bien nacional.
7. El SME es un sindicato fuerte, no dependiente de los centros de control forjados en el priismo, tiene un contrato colectivo de trabajo altamente beneficioso para sus trabajadores. Es, el ejemplo de organización que ha tenido éxito en la defensa de sus agremiados, por una parte, por la otra, hay una estrategia de largo plazo de los empresarios mexicanos, representados por el panismo, de echar abajo las conquistas de los trabajadores, de anular los contratos colectivos de trabajo, de reformar, en beneficio del capital las leyes mexicanas en la materia.
En suma, que aquí no hay solo una historia, alimentada por el gobierno, de malos trabajadores y un sindicato abusivo, lo que en cambio sí hay, es la realidad de que nunca hubo un plan para arreglar LFC, lo que siempre tuvieron en mente, fue otro plan, pero para destruirla y con ello al SME; una contabilidad trucada, para forzar una quiebra; una negativa, o incapacidad, de cumplir con los propósitos de la nacionalización, como por cierto lo señala el decreto de Calderón; un deterioro intencionado, o producto de la ineptitud; una negativa, o incapacidad, de reducir la cantidad de energía no cobrada, 25,000 millones de pesos anuales, suficientes para tapar parte del boquete de Carstens; una intención renovada de deshacerse de bienes nacionales, estos relacionados con el servicio público de electricidad, constitucional por cierto, en beneficio de empresas privadas, ahora aderezado con la capacidad de tener una red privilegiada de telecomunicaciones; por último, una intención de golpear, de desaparecer el derecho a la organización sindical de los trabajadores.
No podemos dejar de reiterar que, en efecto, el SME tiene responsabilidad en el deterioro de la empresa, mínima, pero la tiene, tampoco, que sus trabajadores se sintieron con derecho a afectar a los consumidores, por la indefensión de estos, y por la falta de supervisión a LFC. Pero hasta ahí. Nosotros nos declaramos solidarios del sindicato, aunque les exijamos una responsabilidad social más allá de la que hasta ahora han exhibido.
Es útil recordar que Luz y Fuerza ya había estado integrada a CFE, como parte del área Central. El Sindicato tenía frente a sí el compromiso de abatir costos y pérdidas, mejorar productividad, dar un mejor servicio. Pero también el gobierno tenía el compromiso de alterar radicalmente el proceso de desinversión al que condujo desde hacía casi 15 años a LFC, para obligar a los tenedores del cinco por ciento de las acciones -canadienses- a venderlas y permitir que el Gobierno liquidara la empresa.
Una vez que se rescataron todas esas acciones comenzaron los planes de reorganización y restructuración, para que CFE se hiciera cargo del área central (Pachuca, Toluca, Cuernavaca, DF y zonas aledañas). Pero el tremendo fraude electoral de 1988 fue una ocasión para que Carlos Salinas de Gortari solicitara al SME (también a Telefonistas) su reconocimiento a cambio de hacer vivir la empresa y el sindicato, y debilitar las exigencias de productividad y modernización. Parece que esa fue la oportunidad perdida.
El decreto multicitado, manda a la CFE asumir el servicio público de electricidad en el área de LFC, esto lleva un riesgo de afectación seria al mismo. Aun en el caso de una improbable transición tersa como dijo el secretario de gobernación, va a pasar tiempo para que los trabajadores de la CFE, suministrados seguramente por el SUTERM, más los trabajadores de confianza de CFE, puedan operar confiablemente el sistema. Cualquier fricción o enfrentamiento inclusive, entre trabajadores, cualquier falta de entrenamiento en equipos desconocidos para los nuevos operarios, puede causar apagones y disturbios, que pueden afectar, no solo al área de LFC, sino al mismo sistema interconectado nacional. El costo puede ser altísimo.
CFE por su parte, con todo y que tiene resultados técnicos y económicos mucho mejores que LFC, no está en su mejor momento. Sus costos diferentes a combustibles, han aumentado sustancialmente, del orden de 50%, en los últimos años y su desarrollo de nueva capacidad la ha puesto en manos de productores externos, que han demostrado ser no confiables, sobre todo en las situaciones de emergencia del sistema. Aún sin contar con el conflicto pendiente con el SME, el reto es grande. El riesgo de afectaciones a la economía nacional, también.
¿Qué sigue? ¿Golpe al mismo SUTERM? ¿Revivir la iniciativa de Zedillo para liquidar CFE? ¿Golpe al sindicato de Pemex? ¿Contratismo irrestricto en Pemex? ¿Golpe al sindicato de Telmex? ¿Declarar ilegales los contratos colectivos? De lo que ya no hay duda es de las concesiones de la fibra óptica, filón de negocios en telecomunicaciones a Martens y Canales.
Lo dicho: El golpe de Calderón al SME, es de más largo alcance, es a toda la nación.