Sergio Benito Osorio
publicado originalmente en «Energía a Debate»
Si no se actúa con mesura, la política energética podría ser más un tema de polarización que un lugar que concite acuerdos
La reflexión sobre el futuro de la agenda energética no puede aislarse de la polarización social que ha dejado el reciente proceso electoral. La intensidad de la confrontación política es inédita y va a influir durante una buena parte de la próxima administración por lo que se modificarán, al menos en el tiempo, las expectativas y los propósitos previstos en esta materia para el próximo sexenio, sobre todo porque en México la política energética es más que el margen de reserva eléctrica o la plataforma de extracción petrolera. Posee un significado en el imaginario popular construido históricamente y vinculado con símbolos tales como la soberanía nacional o la propia esencia del Estado mexicano. Incluso esa connotación ha sido exaltada en la reciente contienda electoral como una de las estrategias principales de diferenciación por los candidatos presidenciales, a tal grado que “lo energético”, si no se actúa con mesura, podría ser más un tema de confrontación que un lugar que concite acuerdos.
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