Durante el año que empieza entrarán en vigor los principales aspectos de la reforma energética aprobada en los últimos meses por el congreso, con la entusiasta participación de los partidos políticos PAN, PRI, PVEM, PANAL, con el voto en contra del PT y el PRD, aunque con el impulso inicial de este último, a través del Pacto por México.
En lo que hace al servicio público de electricidad, los cambios ya han empezado con la integración del nuevo Consejo de Administración, por una parte, y con el inicio de la separación del Centro Nacional de Control de Energía, CENACE, por otra.
No se ha visto, sin embargo, actividad o interés empresarial para aprovechar las oportunidades de negocios que se abren, tanto en generación eléctrica, como en concesiones de los servicios de transmisión y distribución, tampoco en las áreas de comercialización y suministro eléctrico, en las que deberá haber participación privada. ¿Será que México dejó de ser atractivo para los inversionistas privados? ¿O será que no se van a mover hasta que vean reglas que claramente los favorezcan? (Más allá de lo que los reformadores planearon…)
La CFE ha iniciado el año bajando tarifas, sin que para ello haya intervenido ninguno de los actores privados para los que se hizo la reforma. ¿Significará esto que fueron falsos los argumentos para reformar la Constitución?
Por el lado de la industria petrolera, se anunció el inicio de la llamada Ronda Cero, que consiste en la decisión por parte del gobierno federal de seleccionar campos para la explotación exclusiva por Pemex, y además se anunció también el inicio de la Ronda 1, o sea el señalamiento de campos que serán licitados a privados, principales beneficiarios de esta reforma en materia de hidrocarburos.
Como si esto fuera el guion de una película de terror, no bien se aprobó y publicaron las leyes correspondientes a las reformas, el precio del petróleo empezó a bajar; de hecho se ha desplomado. De esta manera, los ingresos para la hacienda mexicana en 2015 se van a esfumar, ya que si las reglas siguieran como hasta antes de la reforma, cuando con precios del petróleo en el nivel de los 100 dólares por barril, entonces Pemex estaría entregando unos 70,000 millones de dólares por año. Sin embargo, dado que el precio ha bajado, prácticamente a la mitad, esto significa que los ingresos a hacienda bajarán también, pero no de manera necesariamente proporcional, ello porque los costos de extracción no bajan lo mismo que el precio de venta.
Siendo así, los ingresos fiscales del año 2015, podrían ser menores a la mitad de lo que Pemex entregó en años pasados. Bueno, si se tratara de Pemex, porque si finalmente se contrata la extracción de aceite con privados, pues ellos tratarán de entregar aún menos.
El desplome del precio del crudo hace que solo sea rentable explotar los yacimientos de bajo costo, que son los mismos que ya tenía Pemex. Se suponía que con la reforma se invitaría a las nuevas empresas privadas a que desarrollaran los recursos de aguas profundas, cuya extracción es de alto costo, siendo así, lo mínimo que debiera decidir el gobierno federal, es aplazar la entrada de privados, ya que iniciando la apertura en estas condiciones, los ingresos serán muy pequeños.
Por cierto que la negativa del gobierno federal de bajar el precio de la gasolina, demuestra una vez más que el gobierno federal abusa de su posición de poder absoluto para expoliar a los consumidores mexicanos y que nos mienten cuando han dicho que los precios mexicanos siguen a los internacionales. En este momento, el promedio de precio en Estados Unidos es de 2.068 dólares por galón, equivalente a 7.65 pesos por litro, con dólares de 14 pesos. La gasolina de bajo precio en México, tiene un precio de 13.57 pesos por litro.
Por último, tampoco hay buenos augurios en materia de derechos humanos y de clima político nacional: nos siguen faltando los 43 estudiantes secuestrados por la policía en Iguala, Guerrero, y pensamos como muchos más en este país y fuera de él, que los responsables de los órganos del estado mexicano, principalmente del poder ejecutivo, son responsables de este crimen, tanto por acción directa, como por omisiones reiteradas y comportamiento falto de transparencia y ello se da de la misma forma que se promovió y aprobó la reforma energética: en la oscuridad total.
En resumen que no queremos la reforma energética.
Tampoco aceptamos la desaparición de estudiantes ni el estado lamentable de los derechos humanos en el país. Mucho menos, aceptamos el cierre artificial que el gobierno federal quiere dar al caso de los normalistas desaparecidos
¡Vivos los queremos!