Por: José Antonio Rojas Nieto
Comentaré primero la Estrategia Nacional de Energía (ENE) presentada por el gobierno hace unos días y ya avalada por el Senado. Dos aspectos que me preocupan de manera especial son la fiscalidad del petróleo, punto central en el desarrollo petrolero de México y el mecanismo de determinación de precios internos de los combustibles.
Tratemos el primero. ¿Le parece a usted poco o mucho haber logrado en el anterior sexenio una participación de los excedentes petroleros en el PIB superior a 5 por ciento? ¡Es muchísimo! ¿Y de casi cinco puntos no sólo en los dos sexenios de gobiernos del PAN sino, incluso, de 1980 a 2012? ¡Sólo en 2008 los excedentes petroleros casi representaron 8 por ciento (7.8) del PIB, el más alto de nuestra historia petrolera! Entre otras cosas, esto explica la baja tasa fiscal no petrolera de este país. Nunca más de 11 por ciento, hay que repetirlo. ¿Qué futuro nos depara nuestra cada vez mayor debilidad petrolera? ¿Fin de la importancia petrolera fiscal? ¡Claro que no! El ingreso petrolero fiscal (derechos de extracción) seguirá siendo crucial en el desenvolvimiento económico, social y político de nuestro país.
¿Por qué? Por una realidad aparentemente sencilla, pero de gran importancia en el ámbito de la prospección y exploración petroleras. Y es que a pesar de que las nuevas reservas petroleras de México –zonas ya explotadas, aguas someras, campos relativamente nuevos como Chicontepec y aguas profundas, entre otras– resulten con costos más elevados –sustancialmente más elevados que los de la maravilla que representó Cantarell– es altamente probable que, en promedio, esos costos resulten inferiores a los de los yacimientos más caros, cuya producción sea requerida por el mundo los próximos 10, 15 o 20 años. Eso le garantizará ingresos extraordinarios –excedentes petroleros– al propietario del petróleo, todavía hoy la nación. Más o menos según se resuelva la mayor o menor participación privada en la producción primaria petrolera, tentación permanente de todos los gobiernos, incluido el actual que dicen no tener recursos para invertir. Hay que dar solidez técnica a esta apreciación. Reitero la necesidad de leer cuidadosamente los documentos técnicos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, que tiene un papel fundamental en el futuro petrolero próximo. Se muestra que México sigue teniendo significativas oportunidades para extraer aceite y gas, aunque muy probablemente en condiciones cada vez más difíciles.
Fabio Barbosa Cano, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, nos explica cuál es la nueva situación de la exploración y la producción petroleras en México (véase su ensayo en la serie Crisis energética mundial y futuro de la energía en México, coordinada por José Luis Calva). Para una visión del comportamiento internacional de reservas, producción y costos de producción de crudo y gas natural se pueden consultar diversos documentos de organismos y agencia internacionales. Están los estudios de la Agencia Internacional de Energía, preferentemente sus documentos anuales de energía (World Energy Outlook) de 2008 a 2010, en los que se ofrece una visión complexiva (oficial, en cierto sentido) de la evolución reciente de los recursos de hidrocarburos en el mundo y de sus costos de producción. Esto se hace a través de las llamadas curvas de costos de producción de largo plazo. También se puede consultar los reportes que periódicamente ofrece el Departamento de Energía de Estados Unidos, como resultado del registro anual del comportamiento de las mayores empresas de energía del vecino país, incluidas las petroleras (Performance Profiles of Major Energy Producers). Son empresas que actúan no sólo en Estados Unidos –tanto en tierra adentro (onshore) como costa afuera (offshore)–, sino en todo el mundo.
En esta línea, un excelente estudio sobre el mundo de la exploración y la producción petroleras, las concesiones y los excedentes petroleros en la parte estadunidense del Golfo de México, nos la ofrece Juan Carlos Boué, del Oxford Institute for Energy Studies en su libro A Question of Rigs, of Rules, or of Rigging the Rules?: Upstream Profits and Taxes in US Gulf Offshore Oil and Gas, Oxford University Press 2007. Hay también múltiples reportes periódicos que ofrece la prensa internacional –The New York Times– o, incluso, agencias como Reuters, como por ejemplo su nota de julio del 2009 (Oil production cost estimates by country). Lo cierto es que la bibliografía y la información sobre este asunto tan importante de los costos y la participación de los excedentes petroleros siempre ha sido un tema crucial en el análisis y el debate petroleros.
Pemex ofrece sus cálculos actualizados de costos de producción en sus informes a la SEC (Security Exchange Commission). Acaso por eso se extraña que la ENE haya penetrado poco en esta temática tan importante y, sin duda, tan sensible para nuestra vida económica, social y política cotidiana. Para concluir y sólo para señalar un aspecto que no está sometido a reflexión, me referiré brevemente al mecanismo de determinación de precios de crudo, gas natural, petrolíferos y petroquímicos.
Sin esa reflexión –incluso crítica como lo exigirían casos como el del combustóleo, las gasolinas y el diesel, por ejemplo– no se pueden comprender asuntos como el de los gasolinazos, directamente vinculado con la fiscalidad y la determinación de precios. Es imprescindible comprenderlo para saber que no es cierto que una reforma energética terminará con esos gasolinazos y bajará los precios de los combustibles. Asimismo para entender el delicado asunto de los subsidios a los combustibles, como lo plantea con agudeza y muy críticamente respecto de los cálculos oficiales, el especialista Roberto Gutiérrez profesor-investigador de la UAM Xochimilco en su artículo La contabilidad de los subsidios a las gasolinas y el diesel: un debate abierto en UAM, en Reporte Macroeconómico de México, febrero 2013. Sobre esto también habrá que profundizar un poco un día de estos. Sin duda.