Megacrisis ambiental en la Megalópolis
Lo que por decenios se había dado en llamar la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, ZMCM, o también, del Valle de México, ZMVM y que en los últimos tiempos ha recibido por las autoridades, el nombre de Megalópolis, se encuentra en medio de una terrible crisis ambiental.
Inadmisible además, porque las causas de la contaminación atmosférica son harto conocidas y sus efectos monitoreados las 24 horas del día. Ya es tiempo que el aprendizaje en materia de ensuciamiento del aire, hubiera rendido frutos.
A estas alturas, ya tendríamos que haber asimilado que las primeras ocurrencias que circularon en la ZMCM, y que nunca criticamos, como la de instalar ventiladores gigantescos, o abrir tajos a la sierra del Ajusco, o instalar sistemas electrostáticos para la dispersión de contaminantes, eran solo locuras.
También deberíamos tener ya información suficiente para conocer los efectos reales del programa NO CIRCULA, medidos y comprobados. Por ejemplo: ¿cuánto se reduce la contaminación con cada bloque de autos que deja de circular? En otro aspecto: ¿qué efecto tiene el tamaño de los motores de los automóviles? O también: ¿En cuánto ayudan los catalizadores colocados en los tubos de escape? Y: ¿Cuál es el impacto de los motores diésel, de los híbridos, de los de gas?
Ya hace mucho que deberíamos tener información contundente que apoyara planes de gobierno para reducir la emisión de contaminantes a través de una política para toda la zona involucrada de transporte colectivo, mayoritariamente eléctrico, el cual podría ser, por baterías, por cables aéreos o trolleys, por vías electrificadas como el tranvía-tren ligero y el ferrotren, o por sistemas más complejos como el del Metro. Pero no, no los tenemos.
Desgraciadamente, la ZMCM sigue a merced del destino; a merced de los vientos; a merced de los fabricantes de automóviles; a merced de los vendedores de combustible; y lo peor, a merced de generaciones enteras de políticos ineptos e irresponsables que no han hecho su trabajo, o lo han hecho mal, o lo han hecho obedeciendo intereses diferentes al interés general.
Los ciudadanos de la ZMCM debemos asumir errores, propios y de la clase gobernante. Entre los más notorios:
- Creer que solamente con el programa NO CIRCULA íbamos a resolver el problemón que tenemos
- Haber construido los segundos pisos, autopistas exclusivas para autos particulares, en lugar de emplear la capacidad económica de la ciudad en sistemas de transporte colectivo
- Haber construido un Metrobús con motores diésel, en lugar de motores eléctricos
- No haber dado vía libre al Metrobús, que se tiene que abrir paso a través del mar de automóviles
- Haber permitido que subsistan los microbuses, algunos a gasolina, que no respetan nada, que hasta circulan por la noche sin luces, que hacen movimiento de pasaje en carriles centrales
- No tener un sistema automatizado de semáforos
- Permitir que las calles tengan restrictores de tránsito como los bordos o topes que nadie regula
- Permitir que los policías de tránsito cierren calles y coloquen obstáculos al tránsito en cualquier lugar que se les ocurra
- Permitirnos, como ciudadanos, que se obstaculicen las vialidades por cualquier causa, justa o injusta.
Ante la debacle: ¿Qué se impone?
- Reconocer, como ciudadanos conscientes, que no hemos vigilado, ni exigido lo suficiente de nuestros gobernantes y representantes
- Pedir que la clase gobernante se disculpe por la incapacidad de decenios. Obra por obra. Error por error. Omisión por omisión
- Demandar la renuncia de los actuales funcionarios de movilidad, transporte y medio ambiente, federales y de cada municipalidad involucrada en esta catástrofe, que han permitido que lleguemos a la actual crisis ambiental
- Discutir en todos los foros posibles la correcta aplicación de un conjunto de medidas, entre las cuales estarían:
- Gran transporte colectivo eléctrico para los grandes flujos de pasajeros
- Transporte colectivo mediano, alimentador del sistema masivo
- Sistema de tránsito inteligente, con medición de flujo de vehículos y semáforos automáticos en todas las municipalidades contiguas
- Promoción de los motores de bajas emisiones, tanto por tecnología de combustión, como por tamaño.
- Consecuentemente con lo anterior, desincentivar el uso de motores contaminantes y de gran tamaño
- Incentivar el uso de motores eléctricos e híbridos, principalmente colectivos
- Prohibición legal de restrictores de tránsito, tales como topes y bordos y de obstáculos policiales
- Promover el uso de bicicletas; construir infraestructura para el efecto; ampliar el programa Ecobici
- Planear la ciudad para promover el peatonismo
- Promover un pacto social para evitar el bloqueo de vialidades como forma de protesta social; privilegiar los canales de expresión y de protesta que no afecten la movilidad de la ciudad; solidarizarse con las causas que, aisladas, recurren al suicidio social en forma de bloqueos
- Por último, lo más importante: Organizarnos como ciudadanos para imponer una política de movilidad, transporte y protección al ambiente, desde el conocimiento y desde el interés general. Abandonar la idea de que gobernantes, legisladores y jueces van a resolver este problema. ¡Hagámoslo los ciudadanos!