Ofensiva Privatizadora
La avalancha mediática para convencer a los mexicanos de que debemos entregar PEMEX a los empresarios privados, ya es gigantesca. Lo que hace unos meses, parecía un discreto intento del gobierno federal, siempre apoyado por las compañías petroleras, para establecer una discusión técnica y política sobre el futuro de PEMEX en particular, y de la propiedad nacional de los hidrocarburos, en general, no ha sido otra cosa que una enorme campaña publicitaria, de esas que fuerzas con recursos de grandes empresas, arman para ganar elecciones, o para cualquier otra causa, afín a sus intereses: a toda costa.
El discurso del gobierno federal mexicano, es muy simple: “el petróleo que PEMEX había venido explotando, tanto en tierra firme, como en el mar en aguas poco profundas, se está acabando y la petrolera mexicana no puede enfrentar los retos que la explotación en fondos marinos representa”. Así, PEMEX debe contratar, cuanto antes, a míticas compañías trasnacionales, poseedoras de las tecnologías para explorar y extraer petróleo del fondo del mar, de hasta 3,000 metros de profundidad, dicen, pero compañías que no cobran en dinero, cobran en especie.
Según el mensaje de los funcionarios del gobierno federal, de su partido, el PAN, de algunos miembros del PRI, aliados a la Presidencia de la República, de académicos de universidades privadas, de muchos periodistas, y de los voceros de las compañías interesadas, éstas, no firman contratos, sino queestablecen alianzas y obtienen a cambio, petróleo, que de otra forma sería de PEMEX.
Bonito cuento, pero repetido hasta el cansancio; Goebbels en acción; compañías mediáticas, videos sin firma, periódicos y canales de televisión, universidades privadas, académicos “desinteresados”, todos al unísono:
¡Hay que privatizar!
¡Hay que modificar la constitución!
¡Somos el único país, salvo Corea del Norte, que no se ha modernizado!
¡Basta de principios!
¡La soberanía no está de moda!
Mal ambiente político el que se crea desde la Presidencia de la República; mal papel de periodistas y comunicadores. Todos al servicio de los grandes negocios. Todos a la carga sobre los recursos que PEMEX da al país.
El Partido de Acción Nacional, por su parte, ha venido perdiendo su oportunidad de coordinar la transición de México, de la etapa antidemocrática y corrupta de los últimos años del PRI, a una sociedad moderna, más justa y con una economía sana. El PAN, se ha perdido en la corrupción: el ex presidente Fox, su esposa, sus hijos, Mouriño, solo para citar los casos más notorios, muestran como el partido de Gómez Morín, naufragó en las mieles del poder.
Pero además, el PAN, también ha echado por la borda otra oportunidad: la de ser parte de las fuerzas políticas del presente y, en cambio, ha escogido ser fuerza política del pasado. Las reivindicaciones cristeras, el rechazo al pasado republicano, juarista, para ser precisos, el desdén por la Revolución Mexicana, toda esta actitud, es mucho más que preferencia; es ánimo revanchista. Y aquí está lo grave: Calderón y sus voceros, parecen representar el interés, revanchista, de las petroleras expropiadas.
El desprecio por los trabajadores petroleros, la pretensión de que éstos, y el resto de los mexicanos, son ignorantes, incapaces de dominar las nuevas tecnologías; el desprecio por la soberanía; el escarnio que hacen de la dignidad nacional, esa que hizo posible la expropiación petrolera y la independencia energética -también económica del país- solo puede provenir de empleados de las trasnacionales del petróleo; el ánimo de revancha, no debería caber, ni en políticos, ni en académicos, ni en periodistas nacionales.
Nosotros lo lamentamos.
En estos días, el Observatorio Ciudadano de la Energía, AC, inicia la publicación de diversos materiales sobre el tema, muy pocos con la posición gubernamental, porque no los hay.
Esperamos entrar de lleno al debate, el que debemos dar los que estamos interesados en el país.
Háganos llegar, por favor sus comentarios y aportaciones.