Por: José Antonio Rojas Nieto
Preocupan las agresiones y amenazas a los defensores de derechos humanos de migrantes, de mujeres, de periodistas, de trabajadores. Sobre todo las más recientes hacia Cristina Auerbach Benavides, destacada abogada laboral comprometida con los deudos del lamentable accidente de Pasta de Conchos, accidente que aún nos duele y enoja.
Cierto, nunca se podrá revivir a esos más de 60 mineros aún sepultados en los túneles de esa vieja e insegura y explotadora mina de carbón. Con esto en mente resultan pertinentes las observaciones de algunos lectores. ¿Cuáles?
Que el análisis de la energía en, específicamente de la Estrategia Nacional de Energía (ENE) del gobierno, no puede reducirse a la enumeración de los aspectos técnicos. Cierto. A decir de los lectores de La Jornada, sin duda hay aspectos que son insuficientemente planteados o absolutamente ignorados por la ENE. En el primer caso estaría el del llamado mundo laboral. Y en el segundo lo que podríamos identificar como el social.
¿Quiénes y de qué manera identifican, explotan, producen, distribuyen y comercializan los combustibles y los energéticos en México? ¿Quiénes, de qué manera, a qué costo y con qué consecuencias deciden consumir los combustibles y los energéticos?
Tratemos aspectos del llamado asunto laboral de la vida energética en nuestro país. En descargo de los redactores gubernamentales, reconozcámosle que en una breve parte –4.8 de Temas Laborales– algo se dice. Sin embargo, se tratan de una manera tímida y poco integral algunas líneas del problema.
El desarrollo del capital humano –se asegura en el documento–, la transformación de la cultura organizacional, la equidad de género, el incremento de la productividad laboral y el modelo de gestión de los recursos humanos dentro del sector constituyen factores fundamentales para el desempeño de las entidades, comisiones e institutos de investigación tanto en el corto como en el mediano plazos.
¿Nada más? El texto añade que la evaluación del desempeño de los recursos humanos en el sector identifica áreas potenciales de mejora: 1) desarrollo del capital humano; 2) transformación de la cultura organizacional, y 3) incremento de la productividad laboral.
¿Y la vida sindical corporativa? ¿Y los derechos humanos laborales? Y con sólo esto se puede reconocer que se trata de una formulación tímida y poco integral del tema que no se reduce a los organismos gubernamentales. Nos guste o no, ya hay una presencia de empresas privadas muy fuerte en el sector. En realidad siempre la ha habido, aunque hoy tienden a jugar un papel muy distinto.
¿Ejemplos? Primero, el de las empresas privadas que trabajan para Petróleos Mexicanos (Pemex) a través de diversos contratos. Un segundo ejemplo lo tenemos tanto en los llamados productores externos de energía, que ya tienen un peso muy significativo en el proceso de generación de electricidad para servicio público en nuestro país, como en las empresas privadas de autoabastecimiento, cogeneración y pequeña producción de electricidad que influyen no sólo en dicho proceso de generación, sino en el de transmisión, control, distribución y comercialización de electricidad.
Un tercer ejemplo son las empresas privadas productoras de combustibles bajo el régimen de concesiones, como es el caso del carbón, de negro y regresivo historial, luego del terrible accidente ocurrido en 2006 en Pasta de Conchos, de Minera México de Grupo México, que arrancó la vida de 65 mineros y que luego de casi siete años permanecen sin rescate los restos de 63.
Pero el drama laboral no queda ahí. En 2012 fallecieron no menos de 25 en la región carbonífera de Coahuila, con lo que sumados a los que han muerto desde 2006, representan cerca de 150 mineros: 77 en 2006; tres en 2007; uno en 2008; ocho en 2009: 13 en 2010 y 30 en 2011. Lo documenta el Centro de Acción Laboral (Cereal) y el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos). Todos ellos caídos en pocitos, tajos y minas subterráneas, plantas de beneficio y transporte del mineral.
Por eso consideramos la ENE tímida y poco integral. Puesto que una estrategia nacional de desarrollo en el ámbito energético debiera proponer el rescate escrupuloso e impecable de los derechos humanos laborales de todos los trabajadores del sector. No sólo de entidades públicas, sino también y de manera fundamental de empresas privadas. De todos, incluidos los del transporte y distribución, muchos de ellos sometidos a cargas excesivas de trabajo. Significa rescatar el sentido humano de la explotación de los recursos naturales nacionales. En el caso del carbón, concesionado. De Pasta de Conchos a la fecha no se han averiguado a fondo las causas de las muertes de los mineros en pozos clandestinos como el de la Florida.
El carbón es una alternativa energética importante pero controvertida. Importante por su participación en el Balance Nacional de Energía, específicamente en la producción de electricidad, 15 por ciento de la generación. Y controvertida no sólo por sus aspectos contaminantes, sino por la deuda laboral, como el fondo de pensiones. Se debe mucho dinero para fondear cesantías, retiros y vejez. Urge darles certidumbre a ese respecto. Pero se les debe más, mucho más, en lo que respecta a su cotidianidad laboral como son los casos de los mineros del carbón en Coahuila, cuyas condiciones indignan.
Según el Cereal la situación actual de la gran mayoría de los trabajadores en el país da como resultado la violación sistemática de sus derechos humanos laborales y la descomposición de las alternativas organizativas de defensa de los propios trabajadores.
Además la crisis financiera internacional y nacional desencadena repercusiones políticas y sociales para el mundo laboral en México como endurecimiento de las políticas gubernamentales en los temas laborales; políticas de contención salarial y contra el empleo; violencia laboral de Estado, por decir lo menos.