José Manuel Muñoz
Observatorio Ciudadano de la Energía A.C.
Mayo 2016
1. Panorama general
Los habitantes de la ciudad de México y municipios colindantes, nos enfrentamos en los últimos tiempos a una problemática compleja, relacionada con la movilidad de los ciudadanos, por una parte, y con la calidad del ambiente en el que vivimos, por otra. Esta es de tal magnitud que ya llega al nivel de catástrofe; uno de los grandes problemas nacionales, de todos los tipos.
La concentración de viviendas, actividad económica, trabajos, centros educativos, oficinas para trámites y en general, la vida política y cultural de este gran conglomerado urbano, está llegando a límites físicos de sostenibilidad. Por ejemplo, se ha rebasado la capacidad del aire para absorber y dispersar los contaminantes en el entorno urbano de la ciudad y sus alrededores; estamos arrojando al aire productos de la combustión en una cantidad mayor a la que el ambiente acepta. También estamos viendo que el espacio que las calles y vialidades tienen, ha sido saturado de vehículos automotores, principalmente, además de comercio ambulante y manifestaciones políticas.
El asunto de la contaminación por las emisiones de gases de combustión, tiene dos dimensiones, la global y la local. La primera tiene que ver con el bióxido de carbono, CO2, que se produce cuando se quema gasolina, diésel, gas natural, gas LP; se puede decir, en un extremo de simplificación, que ese gas no contamina localmente, y que solo lo hace a escala planetaria y a largo plazo. La segunda dimensión del fenómeno que nos ocupa, que es la contaminación de la atmósfera urbana, proviene de fenómenos como la generación de partículas sólidas de hollín, o humo, principalmente en los motores diésel, que aun cuando son de tamaño muy pequeño, son dañinas para la salud, esto por una parte, ya que por otra parte, también se tiene la producción de óxidos de nitrógeno y de hidrocarburos no quemados, esto principalmente en los motores de gasolina, lo que genera otro compuesto llamado ozono, el cual se produce en la propia atmósfera encima de la ciudad, aparentemente por interacción con la luz del sol. Estos tres productos, partículas, óxidos de nitrógeno y ozono, causan la niebla-humo o smog, también causan irritación en los ojos y enfermedades pulmonares entre la población.
Aun cuando podría ser obvio que lo que más importa es la gran cantidad de combustibles quemados en la ciudad, es muy probable que la calidad de estos sea también importante en la generación de contaminantes atmosféricos; aquí entra un rumor que ha corrido en las redes sociales en estos días, que ubica la raíz del problema en gasolina de mala calidad, lo que parece improbable, también está la pregunta de si la sustitución del diésel y la gasolina, por gas LP en forma líquida y gas natural comprimido, podrían ayudar a bajar las emisiones[1].
[1] El fenómeno es complejo y hace falta investigación, además de monitoreo y mediciones más exhaustivas y precisas. La dinámica de las reacciones químicas en el aire encima de nuestras cabezas, es un misterio, algo habría que hacer para que deje de serlo. En este campo, al igual que en todos los relacionados con este asunto, la participación de expertos y la vigilancia ciudadana son fundamentales.
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