Agresión a la libertad de expresión
Con el despido de Carmen Aristegui, una de las periodistas con más reconocimiento en México, quien ha sido separada del noticiero que tenía en la XEW desde enero de 2003, Televisa Radio coarta la libertad de expresión.
No se le renovó el contrato anual, ya que según comunicado de la propia empresa, no hubo posibilidad de un acuerdo … para incorporar a Carmen a un nuevo modelo, que dice la empresa obtiene liderazgo de audiencia en todos los países. Dice también el comunicado que Aristegui (tuvo) total libertad, desde sus micrófonos. O sea, ya no hubo acuerdo, porque la periodista tenía libertad y, seguramente, en el nuevo modelo, eso ya no era aceptable para Televisa Radio y PRISA.
Mala noticia para las libertades fundamentales al empezar el año 2008, que demuestra de modo tajante como el espacio radioeléctrico es un bien común, que los concesionarios usan para su beneficio, económico, seguramente, pero político, más probablemente.
¿Quién es esa empresa que echa a Carmen Aristegui, porque no hubo acuerdo, para amordazarla?
¿Qué proyecto trasnacional traen, para lograr en México liderazgo de audiencia, como dicen que tienen en todos los países? No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que Carmen Aristegui es una de las periodistas más importantes de México, que ventiló, cuando muchos medios callaban, asuntos tan graves como el de la mafia de abusadores de niñas, protegida por Marín, el gobernador de Puebla, quien mandó secuestrar a Lydia Cacho, o como el de la violación y asesinato, a manos de miembros del ejército, de Ernestina Ascensión, la anciana indígena de la sierra Zongolica, o como cuando sacó al aire, el caso de Marcial Maciel, el líder de la secta fundamentalista católica, llamada Legionarios de Cristo, acusado por varios de sus antiguos alumnos, de violación y abuso sexual, al amparo de su poder de superior de la orden, protegida en sus tiempos por el mismísimo Vaticano.
No podemos engañarnos, si la empresa concesionaria expulsa de sus noticiarios a una periodista así, es porque su visión es otra: No quieren que se denuncie a los poderosos, no quieren voces independientes que incomoden a sus amigos y socios, no quieren audiencias informadas. Sí quieren, liderazgos de audiencia, parciales a sus intereses. No quieren periodistas, que como Aristegui, tengan reconocimientos, no solo de su audiencia, sino de los profesionales de la comunicación, quienes le han entregado no menos de una decena de premios a su labor periodística.
Lo que Televisa-PRISA no quiere, es periodismo de calidad, apego a la verdad, denuncia de los poderosos.
Va nuestra más enérgica crítica a los concesionarios que abusan de un bien público como es el espacio radioeléctrico, en su beneficio económico y por sus intereses políticos.
Va llamado urgente al Congreso, a los partidos políticos, a todos los ciudadanos, para que no permitamos que la libertad de expresión, garantizada por nuestra Constitución, sea menoscabada por el interés privado.
Va, por último, nuestro más amplio reconocimiento y solidaridad, junto con un abrazo, a la periodista Carmen Aristegui, a quien seguiremos buscando, porque su trabajo es valiente y honesto.