Cronograma para un desarrollo nuclear
Por Carlos Villanueva
Nuestro compañero Carlos Villanueva, Maestro en Ingeniería. experto en generación nuclear, jubilado de la CFE y de la UNAM, nos presenta su trabajo Etapas y tareas del desarrollo de un nuevo proyecto nucleoeléctrico de la CFE, mismo que Carlos preparó, como consultor privado, hace algunos años a solicitud del Banco Interamericano de Desarrollo.
Esta presentación describe de manera sencilla lo que debe hacer una empresa como la CFE, o en general la autoridad de cualquier país, para iniciar un desarrollo de generación nuclear; la primera planta de un gran proyecto, forzosamente nacional, de entrada al mundo de la generación nucleoeléctrica. Y nos parece importante el tema porque la generación nuclear es absolutamente necesaria para satisfacer la carga base del sistema eléctrico nacional, sin emisiones de gases de efecto invernadero.
En México se tomó la decisión de asumir la energía nuclear hace ya varios decenios, así que algunas de las tareas y etapas ya sucedieron y sin embargo, la decisión que a nuestro juicio deben tomar los organismos estatales encargados de la energía en México, tiene características de un inicio, aunque sean realmente de un volver a empezar.
La presentación del ingeniero Villanueva es importante para que se conozca y se ayude a desmitificar, algo que si bien es complejo y requiere de los mejores conocimientos y tecnologías disponibles en el mercado y en los centros de conocimiento, también es asequible y que de llegar a nuestro país, como a cualquier otro, requiere de la aprobación conciente e informada de la sociedad en conjunto.
Uno de los aspectos importantes de esta exposición se refiere a los plazos y a la secuencia de las acciones que se deben emprender, que no son opcionales o eliminables y que dan por resultado que la decisión para iniciar, o reiniciar un programa nuclear, que insistimos es nacional, de estado, implica varios años. Un aproximado de 5 años para los preparativos o Etapa I, como la denomina Villanueva, y otros 10 años subsecuentes para la licitación de las diversas partes del proyecto, las contrataciones, la fabricación de algunos equipos, la construcción en sí de la primera unidad y la puesta en marcha de la misma. Un total de 15 años, que seguramente puede ser más de encontrarse problemas: técnicos, políticos, financieros, pero que difícilmente es de menos, aunque todo se haga a la perfección, entre la decisión, gubernamental necesariamente, y el inicio de operaciones de la primera nueva unidad; más de dos sexenios completos, para hablar de plazos mexicanos. Y ciertamente que las precauciones que dan origen a esos plazos son los mismos, o casi iguales para unidades de 100, 200, 1,000 o 1,500 MW.