Por: José Antonio Rojas Nieto
El año 2011, nuestra debilitada mezcla mexicana de exportación se cotizó en 101 dólares por barril. En esta tercera semana de febrero sus cotizaciones superaron los 110 dólares por barril. En términos de la inflación del producto estadunidense el promedio anual del precio de nuestro crudo en 2011 ha sido el más alto de nuestra controvertida y dispendiosa historia petrolera. En el 2008 –año del máximo maximorum ingreso gubernamental por concepto de excedentes petroleros– el precio de nuestro crudo fue de casi 90 dólares (en todos los casos dólares del 2011) por barril.
Ya se habían superado los más de 70 dólares que registró el precio internacional de nuestra mezcla en los años del boom petrolero, más precisamente en 1981 y 1982. Por esta razón, y un volumen anual de producción del orden de 2.792 millones de barriles al día, en el año 2008 este gobierno logró el ingreso de excedentes petroleros también más alto de lo que –como en el caso petrolero– es una triste historia fiscal. ¿Por qué triste? Entre otras cosas porque sin excedentes petroleros, los ingresos tributarios nunca han alcanzado –menos aún superado– el 11 por ciento del producto interno bruto. Lamentable, profundamente lamentable. Sí, en el año 2008 –el de ese máximo– este gobierno recogió 84 mil 700 millones de dólares por concepto de derechos de extracción de hidrocarburos, excedente petrolero puro.
¡Gran hazaña a costa de nuestra pauperización petrolera! ¿Cuánto recogió en 2011? Con una producción diaria de 2 millones 550 mil barriles –prácticamente el mismo nivel de hace 25 años e inferior en casi 900 mil barriles al nivel de producción de 2004– el ingreso gubernamental por concepto de excedentes petroleros fue de 68 mil 300 millones de dólares. Así, merced a este volumen de recursos petroleros gubernamentales, en este sexenio se acumulan –y apenas en el quinto año– excedentes petroleros que superan a los de cualquier gobierno: 295 mil 800 millones de dólares (recordemos que del 2011). Sí con estos casi 300 mil millones de dólares, ya se supera al gobierno anterior que captó excedentes petroleros por 214 mil 700 millones de dólares. Y se ha captado casi el triple de lo que recogieron las arcas públicas en el sexenio de Zedillo (105 mil millones). Más del triple de los sexenios de Salinas y De la Madrid (87 y 89 mil millones, respectivamente). Y –para sólo mencionar una cifras más– casi cinco veces más que lo captado en el sexenio de la abundancia petrolera de nuestra historia, el de López Portillo, que pese a todo el barullo solamente recogió 64 mil millones de dólares, correspondientes en aquel año a un promedio apenas cercano a 2 por ciento del PIB.
Si –como podemos esperar– en este año se captara –en el peor de los casos– el mismo volumen de recursos que en 2011, el peso que habrá tenido el excedente petrolero en el producto nacional en este triste sexenio alcanzará un promedio cercano a 5 por ciento. ¿Cuánto se ha captado respecto del PIB en sexenios anteriores?
Conviene recordar que con el señor De la Madrid se logró la máxima captación respecto del PIB, casi 6 por ciento. Y que con el señor Fox se superó 5 por ciento, y casi se alcanza lo del sexenio de De la Madrid. Con estos datos podremos decir que los dos sexenios de la triste alternancia se habrán captado los máximos ingresos absolutos por concepto de excedentes petroleros en la historia petrolera de México. Y que casi se habrá alcanzado el peso en el producto de aquel triste sexenio del crecimiento cero.
Pero también podremos asegurar que con estos dos últimos gobiernos, los de la alternancia, se habrá contemplado el auge y el declive –profundo y aparentemente interminable bajo los términos en los que se ha gobernado– de nuestra fuerza petrolera. Sí, al ingresar el gobierno del voto útil producíamos 3 millones 127 mil barriles diarios de petróleo. Y en 2004 llegamos a producir 3 millones 383 mil. Pero al concluir este gobierno del presidente del empleo, estaremos produciendo cerca de 2.5 millones de barriles al día. Como contraparte de este declive, por concepto de excedentes petroleros estos dos gobiernos azules habrán recibido una terrible cantidad cercana a los 600 mil millones de dólares, casi la mitad del PIB de un año. Asimismo, y también como contraparte habrán logrado mantener la tasa fiscal no petrolera en no más de 10 por ciento del producto. Por eso y sin ninguna duda, podremos reconocer que estos dos gobiernos –que no sólo el actual– han sido los gobiernos del empleo. Sí, pero del empleo dispendioso de los excedentes petroleros. ¿Por qué calificarlos así? Porque esencialmente los han empleado para no modificar de raíz la base fiscal de este país. Sin duda.
Publicado en La Jornada 19 febrero 2012