Nuestro amigo el Dr. Moisés Dávila Serrano, Académico Titular de la Comisión de Especialidad de Ingeniería Geológica de la Academia de Ingeniería, es una de las personas que más ha pensado y propuesto soluciones, desde México, al problema mundial de la concentración de Bióxido de Carbono en la atmósfera de nuestro planeta. Desde que encabezó, cuando aún estaba en la Comisión Federal de Electricidad, la elaboración del Atlas de Almacenamiento Geológico de CO2 en México, en 2012, después dirigiendo grupos de trabajo en la Secretaría de Energía sobre el tema de Captura Almacenamiento y Utilización del CO2 y finalmente trabajando en el mismo tema en el Banco Mundial.
En razón a esas capacidades y experiencia, el Dr. Dávila nos presenta una propuesta radicalmente innovadora: Convertir el CO2 en algo útil; considerar al bióxido de carbono como una materia prima para la producción de múltiples sustancias, otras materias primas y productos de consumo final, para empezar a conformar una Economía Circular del Carbono. Esto como una alternativa a las medidas que hasta la fecha se han intentado, con éxito sumamente reducido, de capturar el CO2 «a boca de chimenea» y después almacenarlo, previa construcción de almacenamientos subterráneos o submarinos de largo plazo para el CO2 en estado líquido y a alta presión.
La propuesta no significa que que la captura y el almacenamiento se descarten, solo que por caros y de difícil concreción, no han avanzado.
La otra parte sumamente encomiable de la propuesta está en la racionalización del consumo en general, y de la energía en particular, algo en lo que desde el Observatorio Ciudadano de la Energía AC, apoyamos decididamente. Necesitamos tener menos automóviles de gasolina; más transporte eléctrico masivo; más cogeneración; más energía renovable, hasta donde se pueda; también más energía nuclear, también, hasta donde sea conveniente; mejor eficiencia de uso de la energía, tanto en los procesos del Servicio Público de Electricidad, como en la industria petrolera y de manera ineludible, en el consumo final; menos materiales de desecho y algo que estaremos platicando con el autor: más depósitos naturales de CO2 de largo plazo, o sea, bosques, por una parte y uso masivo de madera en estructuras y muebles, que pueden durar siglos, en un afortunado, estético y muy útil almacenamiento de largo plazo.
Vea o lea el artículo completo aquí: HacerPacesCO2